Cuando las cosas se ponen chungas, hay que agarrarse a lo que tenemos cerca. Con firmeza y sin vergüenza. Que para aprender a nadar, antes hay que tragar mucha agua.
«¿Qué pensarías si cantara desafinado,
te levantarías y me dejarías?
Acércame tu oreja y te cantaré una canción
y trataré no cantar fuera de tono»