Óleo sobre papel. 30 x 30.
En los mares de dudas, cuando lo difícil es acertar con la postura correcta, lo mejor es lanzarse a la piscina.
“El niño se quedó callado. Si el pastor no podía moverse, tendría que ser él quien fuera a conseguir el agua. Pensó en los días previos, en la insolación, la sed, las caminatas nocturnas y sintió miedo, porque sólo gracias a la presencia del pastor había sido capaz de salvar la vida.
– Tendrás que ir a por agua tú solo.
– No sé dónde hay.
– Yo te lo diré.
– Tengo miedo.
– Eres un muchaho muy valiente.
– No lo soy.
– Has llegado hasta aquí.
– Porque estaba usted.
– Porque tienes voluntad.”
Fragmento de “Intemperie”. De Jesús Carrasco.